viernes, 4 de marzo de 2011

La extraña pelicula de los Wachowski






V for Vendetta

Mientras preparaba V DE VENGANZA, McTeigue estaba influenciado por The Battle of Algiers, de 1965. Una narración de la revolución argelina contra Francia, desde 1954 a 1962. Al igual que A Clockwork Orange; de Stanley Kubrick; 1984, de George Orwell; Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, e If.... de Lindsay Anderson, V DE VENGANZA advierte sobre la corrupción, el control, la manipulación y la represión.


-“V DE VENGANZA es una película con varias lecturas”- dice Joel Silver (Matrix) -“Los espectadores, pueden profundizar en las cuestiones e ideas más complejas que explora su argumento, como ser la responsabilidad del individuo al que se le ha otorgado el poder de gobernar, y qué medio es necesario o aceptable para poner fin a una tiranía. Plantea preguntas fascinantes, pero no proporciona ninguna respuesta sencilla.”

La película se basa en la novela gráfica publicada por primera vez en Warrior, una revista de historietas editada en 1981.

V DE VENGANZA sucede en un futuro cercano, en el que el Londres de hoy es reconocible. Los creadores Moore y Lloyd se basaron para escribir, en la época que a ellos les tocó vivir.
“Una de las fuerzas impulsoras para la creación de la policía británica fachista de la novela Vendetta fue la posición que teníamos ante el gobierno de Margaret Thatcher. La destrucción de ese sistema fue la razón principal de la existencia de V.”

Los directores y escritores Andy y Larry Wachowski, las mentes de Matrix, eran admiradores del trabajo original de Moore y Lloyd. A mediados de los 90, escribieron la primera adaptación cinematográfica, antes de embarcarse en la hercúlea tarea de rodar la trilogía de Matrix. Durante la etapa de post-producción de la segunda y tercera entrega de The Matrix, los Wachowskis revisaron el guión de Vendetta y se lo presentaron al primer ayudante de dirección, James McTeigue. -“Sentimos que la novela era muy profética respecto al clima político que se vivía en aquella época.” “Pensamos que sería una buena idea situar la acción en un tiempo futuro, ubicando las escenas retrospectivas en los años ‘90, y proyectando el presente dentro del 2020.”

Los realizadores fueron inflexibles respecto a que el misterio de V debía permanecer intacto. Por respeto a la novela de Moore y Lloyd, y a su personaje lujosamente dibujado, en la película el rostro horriblemente quemado y desfigurado de V se mantiene bajo la máscara de la cara de Guy Fawkes, otro legendario conspirador que tuvo un final violento hace más de 400 años atrás.
El 5 de noviembre de 1605, Fawkes fue capturado en un sótano bajo la Cámara de los Lores, con 36 barriles de pólvora ocultos entre trozos de hierro y leña. Al ser torturado confesó un complot audaz para volar el Parlamento Inglés y asesinar al rey Jacobo I, en el día en que debía inaugurar la sesión parlamentaria.


Fawkes era uno de los 13 católicos que anhelaban acabar con la persecución por parte de Jacobo I. La intención era crear caos y confusión, en el país en el que se esperaba que surgiera un nuevo monarca y un régimen político más afín a la causa. Siendo un soldado veterano, era sumamente hábil con la pólvora, y por eso pasó a formar parte integral del plan del grupo de acción. Fawkes y los otros miembros fueron ahorcados en público, destripados y descuartizados.
Todos los años, a lo largo y ancho de Inglaterra, el cinco de noviembre el cielo resplandece con las hogueras y los fuegos artificiales, en conmemoración de la frustración del complot de Fawkes para derrocar al rey y su gobierno. Las máscaras de Fawkes se venden en todo el país y se queman muñecos del conspirador o “Guys”.

Cuando Moore y Lloyd concibieron originalmente el personaje de V para su novela gráfica , Guy Fawkes les proporcionó inspiración para el contexto político de la historieta. Al igual que Fawkes, V anhela crear el caos, para derrocar al regimen insidioso del país. -“Fue una especie de anarquista precoz” - dice Lloyd - “El parecía ser el personaje idóneo para la inspiración de V.

Existe un aspecto dramáticamente perturbador en el hecho de que V también utilice la máscara de Guy Fawkes. -“La máscara de Guy Fawkes tiene una apariencia misteriosa debido a su sonrisa” - destaca Lloyd - “Hace que el personaje parezca extraño y amenazador al mismo tiempo. Lo último que uno se espera de un asesino que lo quiere matar, es que sonría.”

En V DE VENGANZA, el hombre que está detrás de esa misteriosa y burlona máscara es el actor Hugo Weaving (el agente Smith en Matrix, y Elrond en Lord of the Rings).
V se ve a si mismo predestinado para romper un sistema al que ve cruel e injusto. - “Su profundo deseo de servir al bien está inseparablemente ligado a su obsesiva búsqueda de venganza personal” -comenta Silver.
En medio de su misión para liberar a la gente de Inglaterra de sus líderes fascistas, tiene una misión muy personal que llevar a cabo: vengarse de aquellos que lo apresaron y torturaron. Al hacerlo, creó un monstruo. Uno a uno va eliminando sistemáticamente a sus enemigos, dejando como pista, en su firma única: una rosa Violet Carson.
Teniendo convicciones profundamente arraigadas, acentuadas por su amarga y personal sed de venganza, pelea apasionadamente por la dignidad y la libertad de la anquilosada Gran Bretaña . Esto requiere astucia y maña, una cierta temeridad, valentía, aptitud y un toque de locura.
-“V es un hombre muy complejo y ambiguo” - opina Weaving- “Ha estado encarcelado y ha sido torturado mental y físicamente. Ese abuso, de alguna manera, creó al ángel vengativo. El es un asesino, pero también es un hombre culto y educado que cree profundamente en la libertad individual”.
Al interpretar a un personaje que usa constantemente una máscara inmóvil, sin poder expresarse por medio de gestos faciales o contacto visual - herramientas fundamentales para cualquier actor - Weaving tuvo que encontrar otros medios para humanizar y animar a V.


-“Desde el mismo instante en el que Hugo se puso la máscara, supimos que podría funcionar” -afirma McTeigue- “El tiene el respaldo de mucha experiencia teatral, algo que es fundamental para el personaje. Además tiene un físico magnífico y una voz fantástica. Hugo no sólo fue capaz de hacer las paces con las claustrofóbicas limitaciones de la máscara, sino que consiguió trasmitir toda clase de emociones con su voz y movimientos.”
El uso que V le da a la máscara y a la persona de Guy Fawkes, funciona como elementos tanto prácticos como simbólicos en la historia. V se transforma en algo más que en un hombre con una idea revolucionaria; se convierte en la idea misma. Esto acentúa aún más la cconvicción de V, de que un hombre puede ser derrotado, pero las ideas resisten y mantienen su fuerza para siempre. La máscara de V también contrasta con las máscaras metafóricas que usan sus conciudadanos, quienes han rendido sus identidades y creencias individuales, para unirse a la masa y esquivar la persecución del gobierno.

“En la película a V se le describe más como una idea que como a una persona” - considera Natalie Portman (Star Wars, Closer), quien es protagonista junto a Weaving, en el papel de Evey Hammond, la joven en la que V despierta un activismo latente.-“V representa la verdad, la resistencia y el individualismo. Pero su venganza corrompe su idealismo político.”


“Evey representa a gente que V está intentando ayudar” -explica Silver- “Pero mientras ella se une a V en su cruzada para liberar a la gente de Inglaterra, no puede perdonarle su afán de venganza personal.”
-“Evey queda huérfana a temprana edad, cuando sus padres mueren tratando de pronunciarse contra el régimen represivo que controlaba todo del país. Sus padres habían comenzado a ser activistas tras la muerte de su hijo, causada por razones también políticas". De alguna forma, ellos habían elegido a sus ideales políticos por encima de su propia hija. - “La experiencia de Evey con el activismo político es muy particular, ya que sus padres terminaron muertos por razones políticas, y ella quedó absolutamente sola. Ahora, Evey trata de pasar desapercibida y de mantenerse a salvo. Evey vive con miedo”- dice Portman.


La actriz debió afeitarse la cabeza frente a las cámaras para filmar una escena crucial del film. A Portman le atraían las ideas de la película, y la transformación de una empleada de oficina anónima, en una heroína política valiente. -“El guión tiene fuertes matices políticos e ideológicos” - dice la actriz - “y muestra el tipo de elecciones que debe tomar una persona políticamente activa. Muestra a quién y cómo afectan esas opciones en la vida privada de una persona.”
Para prepararse miró un documental llamado The Weather Underground, que trata un grupo de jóvenes de entre los años 1960 y 1970, que bombardearon el Capitolio, y liberaron a Timothy Leary de su prisión. Portman también leyó la autobiografía del primer ministro israelí, Menachem Begin, que describe su encarcelamiento en una prisión soviética, y su posterior liderazgo en Irgun, un grupo sionista militante en Palestina, responsable de actos terroristas que intentaban sacar a los británicos de Palestina.
Portman siguió leyendo el libro de Antonia Fraser, Faith and Treason. -“Aprendí cómo los reyes británicos oprimían a las católicos, y sobre el levantamiento en su contra, y cómo todos los complots en la vida del rey Jacobo I, fueron la inspiración para la creación de Macbeth.”

El inspector Finch, es el detective que está tras V, para parar su cadena de asesinatos, y atraparlo antes de que cumpla su promesa de destruír el edificio del Parlamento británico el 5 de Noviembre. Finch encabeza las investigaciones estatales, que lo llevan a notar los asesinatos misteriosos y similares de varias figuras prominentes. El está determinado a atrapar al evasivo terrorista, y a su supuesta cómplice, Evey.
Cuando Finch trata de descubrir qué se esconde tras la historia de V, comienza a descubrir impresionantes secretos de estado, encubiertos por el gobierno al que él sirve. Entonces sus simpatías comienzan a cambiar. Finch comienza a preguntarse cosas que por mucho tiempo había aceptado. La investigación le impone ver la realidad y la verdad, despertándolo de su ciega aceptación del dominio total del estado. El actor Stephen Rea encarna a Finch, y lleva a los espectadores a lo largo de esta historia detectivesca, al tiempo que él lentamente comienza a descubrir la evidencia que sugiere el gobierno británico quiere ocultar crímenes indescriptibles. - “Hay un elemento fascinante en el cazador interesándose profundamente en su víctima”- comenta Rea.

El canciller Sutler, en la actuación del venerable actor John Hurt, es el villano, cabeza principal del régimen totalitario. Hurt fue nominado dos veces para el Oscar, por Midnight Express y The Elephant Man. Su personaje, Sutler, gobierna a través del miedo, asegurando así la sumisión de los ciudadanos a través de la intimidación: policía secreta, supervisión constante, y la amenaza de un inminente peligro apocalíptico. Son corrientes la censura, la propaganda, y la abolición de la libertad de expresión. Eliminar a las minorías es una consecuencia necesaria. -“Sutler representa a la sociedad que cree que un gobierno fachista es lo mejor para gobernar al país”- dice Hurt -“No hacer preguntas. Hay que dejar que el partido se encargue de todo, y no hay que criticar a las autoridades.”
Hurt actuó como Winston Smith en 1984. La pelicula se basa en el escalofriante cuento de George Orwell, sobre una sociedad totalitaria regida por un líder omnipresente. En V DE VENGANZA, la mayoría de las veces se lo vé a Sutler en un monitor - a excepción de algunos momentos clave -desde el cual transmite incendiarios discursos al país, que derivan en vitriólicas confrontaciones con los miembros de su gabinete a través de encuentros digitales


www.warnerbros.es/vforvendetta

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jueves, 3 de marzo de 2011

Hans Christian Andersen


El Traje Nuevo del Emperador

Hace muchos años vivió un emperador al que le gustaban tanto los trajes nuevos que gastaba todas sus riquezas en ropa; su única ambición era la de estar siempre bien vestido. Sus soldados no le importaban, y el teatro no lo entretenía; de hecho, lo único en lo que pensaba era en salir a la calle para mostrar sus nuevos atuendos. Tenía un abrigo para cada una de las horas del día; y así como se suele decirse que “el rey está en el Consejo” de él se podía decir: “El emperador está en su vestuario”.

Vivía en una ciudad alegre a la que todos los días llegaban extranjeros procedentes de todo el mundo. Un día llegaron dos estafadores. Hicieron creer a todos que eran tejedores y aseguraron poder diseñar las telas más elegantes que se puedan imaginar. Dijeron que sus colores y diseños no sólo eran los más hermosos sino que los vestidos confeccionados con sus telas tenían la cualidad mágica de ser invisibles a los ojos de las personas no aptas para sus cargos o imperdonablemente estúpidas.

“Esa ropa debe ser maravillosa”, pensó el emperador. “Si usara uno de esos trajes podría descubrir cuales de mis hombres son ineptos, y podría distinguir a los inteligentes de los tontos.” Y entregó a los estafadores una importante suma de dinero por adelantado, para que se pusieran a trabajar sin demora. Los falsos tejedores montaron dos telares y simularon trabajar con esmero, pero en los telares no había nada. Pidieron que se les diera seda de la más fina e hilos de oro de la mejor calidad. Todo lo escondieron, y continuaron trabajando hasta largas horas de la noche en los telares vacíos.

“Me gustaría saber cómo les está yendo con la confección de mi nuevo traje”, pensó el Emperador. Pero se sintió inquieto al recordar que los hombres no aptos para sus cargos eran incapaces de verlo. En lo personal, pensaba que no tenía nada que temer. Sin embargo, consideró oportuno enviar a otra persona antes, para controlar el trabajo. Todos en el pueblo conocían la característica particular del producto, y todos estaban ansiosos por descubrir cuan incapaces o tontos eran sus vecinos.

“Enviaré a mi viejo y honesto ministro al taller”, pensó el emperador. “No hay quien pueda juzgar mejor el trabajo, puesto que es inteligente, y nadie conoce sus funciones mejor que él”.

El buen ministro entró a la habitación donde encontró a los estafadores sentados frente a los telares vacíos. “¡Que el cielo nos ampare!”, pensó, y abrió grandes los ojos. “No veo nada en absoluto.” Pero no lo dijo. Los estafadores le pidieron que se acercara y le preguntaron, señalando los telares vacíos, si no le parecían admirables el diseño y los colores. El pobre ministro hizo su mayor esfuerzo, pero no pudo ver nada, puesto que no había nada que ver. “Dios mío”, pensó, “¿Acaso seré un estúpido? Jamás lo hubiera creído, pero nadie puede enterarse. ¿Será posible que sea inepto para mi cargo? No, no. No puedo decir que no he visto la tela.”

—¿No tiene nada para decir? —dijo uno de los estafadores, mientas simulaba tejer.
—¡Oh! Es muy hermoso, demasiado hermoso —respondió el viejo ministro mirando a través de sus anteojos—. Qué bello diseño. ¡Y qué colores brillantes! Le diré al emperador que el traje me gusto mucho.
—Nos complace oír eso —dijeron los tejedores. Describieron los colores y explicaron los diseños exóticos. El viejo ministro escuchó con atención, para poder relatar al emperador lo que le habían dicho. Y así lo hizo.

Los estafadores pidieron más dinero, seda e hilos de oro para trabajar en sus telares. Todo la guardaron para ellos y no usaron ni una hebra para tejer. Pero continuaron, como hasta entonces, trabajando en los telares vacíos.

Poco después, el Emperador envió a otro funcionario honesto de la corte para controlar el trabajo de los tejedores y asegurarse de que estuvieran terminando. Al igual que el viejo ministro, miró y miró, pero no pudo ver nada, ya que no había nada para ver.

—¿No es una tela hermosa? —preguntaron los estafadores, señalando y explicando cada uno de los dibujos que no existían.

“No soy estúpido”, pensó el hombre. “Y no pienso renunciar a mi empleo por más que no esté capacitado. Esto es muy raro, pero no puedo dejar que nadie lo sepa”. Y admiró la tela que no veía, y expresó su alegría ante los bellos colores y los diseños delicados.

Dijo al emperador que el trabajo era excelente.

Tanto se hablaba en el pueblo del valor de esta tela que, finalmente, el emperador quiso verla él mismo, antes de que la sacaran del telar. Se presentó ante los estafadores acompañado de una comitiva, entre los que estaban los dos funcionarios que ya había enviado. Los tejedores trabajaban con el mayor de los esmeros, pero sin usar ni una sola hebra de hilo.

—¿No es acaso magnífica? —preguntaron los dos funcionarios que habían estado allí antes—. Con seguridad, Su Majestad admira el diseño y los colores—. Y señalaron los telares vacíos, pues imaginaban que los demás podían ver la tela.

“¿Qué significa esto?", pensó el Emperador. “No veo nada. ¡Es terrible! ¿Acaso soy estúpido? ¿Soy incapaz como emperador? Esa sería lo más terrible que podría ocurrirme”.

—Su tela —dijo volteándose hacia los tejedores— tiene nuestra más sincera aprobación. Y asintiendo satisfecho miró hacia el telar vacío, puesto que no estaba dispuesto a admitir que no veía nada. Quienes lo acompañaban miraron una y otra vez y, a pesar de que tampoco veían nada, declararon, al igual que el emperador, que la tela era hermosa. Y todos le recomendaron usar su magnífico traje nuevo en una gran procesión que habría en poco tiempo.

—¡Es magnífica, hermosa, excelente! —decían. Todos parecían maravillados y el emperador nombró a los dos estafadores “Tejedores Imperiales”.

La noche previa al día de la procesión, los estafadores consumieron más de dieciséis velas simulando trabajar. Todos creían que estaban abocados a terminar el nuevo traje del emperador. Simularon sacar la tela del telar, cortaron el aire con tijeras enormes y cosieron con agujas sin hilo.

—El nuevo traje del emperador ya está listo —anunciaron finalmente.

El emperador y sus barones se dirigieron a la sala, donde los estafadores mantenían sus brazos en alto, como si estuvieran sosteniendo algo en sus manos.

—¡Estos son los pantalones! ¡Esta es la chaqueta! ¡Y aquí está el manto! —y así con cada una de las prendas—. Son todas tan ligeras como una pluma. Va a sentir que no tiene nada puesto, pero ese es justamente el encanto de este traje.

—¡Sin duda! —respondieron todos los miembros de la corte, a pesar de no ver nada, puesto que no había nada para ver.

—¿Sería Su Majestad tan amable de desvestirse —preguntaron los estafadores— y permitir que lo ayudemos a probarse el nuevo traje frente a este gran espejo?

El Emperador se desvistió, y los estafadores simularon vestirlo, pieza por pieza. Se miró al espejo desde todos los ángulos.

—¡Se ve hermoso! ¡Qué bien le sienta! —dijeron todos—. ¡Qué hermosa tela! ¡Qué magníficos colores! ¡Es un traje realmente majestuoso!

El maestro de ceremonias anunció que el palio que se usaría en la procesión, ya estaba listo.

—­­Yo también estoy listo —anunció el emperador—. ¿No me queda magnífico este traje? —y se miró una vez más al espejo de tal manera que todos habrían jurado que estaba admirado de su aspecto.

Los ayudas de cámara, que debían llevar la cola, acercaron las manos al suelo como si estuvieran levantándola, y simularon llevar algo en las manos. No querían que nadie se diera cuenta de que no veían nada.

El emperador avanzó con la procesión bajo el hermoso palio, y todos lo que lo vieron desde la calle y las ventanas gritaron admirados.

—¡El nuevo traje del emperador es realmente inigualable! ¡Qué larga es la cola! ¡Qué bien le queda! —nadie quería que el resto supiera que no veían nada, puesto que los habrían considerado inútiles o demasiado tontos. Nunca fue tan admirado un traje del emperador.

—¡Pero si está desnudo! —se burló un niño.

—¡Por Dios! Oigan las palabras de un niño inocente —dijo su padre, y uno susurró al oído de otro lo que aquel había dicho.

—¡El emperador está desnudo! —gritaron todos por fin.

Los gritos causaron una gran impresión al emperador, puesto que le parecía que tenían razón. Pero pensó: “Ahora tengo que aguantar hasta el final”. Y los ayudantes de cámara siguieron caminando con aún más arrogancia, llevando una cola que no existía.

Traducción de Mariana Alonso

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